El pasado martes 23 de enero se realizó la tercera sesión del ciclo formativo “Abriendo el melón” organizado desde el programa municipal Logroño Comunitario del Ayuntamiento de Logroño.
El equipo de Logroño Intercultural dinamizó y facilitó un encuentro para dialogar sobre la interculturalidad en nuestros barrios. Con el sugerente título: “Realidades comunes: diálogos en torno a nuestras culturas”, la sesión consistió en un encuentro participativo con más de 50 vecinos y vecinas de diferentes ámbitos para acercarnos a varios temas que nos incumben y que pueden servir de punto de partida para avanzar hacia la construcción de una ciudad que valore y aproveche la riqueza de la diversidad de toda su ciudadanía, más abierta, más inclusiva, y más plural.
La diversidad de creencias, la diversidad intergeneracional y los espacios de encuentro y de relación con la diversidad cultural fueron los tres asuntos que se abordaron en la sesión desde tres dimensiones: pensamiento, sentimiento y acción. Mediante una dinámica participativa, las personas asistentes pudieron reflexionar y poner en común su vivencia con respecto a cada uno de estos temas desde diferentes puntos de vista, atendiendo a la parte más racional -expresando lo que se sabe, lo que se piensa y lo que se conoce-, la parte afectiva -las emociones que surgen, cómo nos sentimos-, y la parte de la acción y la participación, -qué hacemos o no hacemos en cada caso y qué propuestas podrían mejorar lo que hay-.
Como conclusiones principales, se recogió la necesidad de tener voluntad individual para buscar espacios y momentos para encontrarnos con personas diversas, en todos los sentidos, y aprovechar esos encuentros, de manera que sean enriquecedores para todas las partes y sirvan para romper barreras, ideas preconcebidas y prejuicios que dificultan la convivencia.
Asimismo, se puso de manifiesto que el desconocimiento a menudo es un obstáculo para abrirnos a querer aprender cosas nuevas, distintas, que se escapan de nuestra zona de confort. También se hizo hincapié en que, cuando se da el paso, se pone interés y se está dispuesto a valorar lo que nos puede aportar aquello que en principio rechazamos por ser diferente, nos proporciona un mayor abanico de herramientas para afrontar los retos cotidianos con una mirada más abierta, respetuosa y agradecida, teniendo en cuenta a quienes nos rodean y comparten realidades en un espacio común como nuestros propios barrios, nuestra ciudad.
En todos los grupos se destacó la importancia de invertir tiempo en escuchar para no prejuzgar a quien tenemos al lado, independientemente de su cultura, edad, procedencia, orientación sexual, creencia, capacidades… para conocer sus inquietudes, sus miedos, sus talentos, sus sueños, sus experiencias vitales… y favorecer la interacción positiva en la sociedad diversa en la que vivimos.
Para finalizar, cada participante pudo señalar lo que había descubierto después de la sesión, con el fin de animar a seguir reflexionando sobre lo que tenemos en común con muchas vecinas y vecinos que percibimos como diferentes, y el reconocimiento del valor que tienen todas esas diferencias y que enriquecen nuestra propia experiencia vital.