Día escolar de la no violencia y la paz

El viernes 3 de febrero, la Comisión de Infancia y Juventud del Proyecto ICI en los barrios San José y Madre de Dios, coparticipada por numerosas organizaciones relacionadas con el ámbito socioeducativo, celebraron una jornada de sensibilización en torno a la paz y a la convivencia.

El evento tuvo lugar en el Paseo de la Constitución y contó con animación de calle, un acto de sensibilización, chocolate y talleres creativos. Cerca de 300 personas participaron en la exhibición pública del trabajo previo realizado por los alumnos de numerosos centros educativos, que durante una semana trabajaron en torno a la discriminación y la convivencia en su entorno más cercano.

En total, unos 700 niños de diversas edades y capacidades, procedentes de diferentes centros educativos, ilustraron en una etiqueta algunas de las palabras ofensivas o negativas que algunas personas les han dedicado, así como las palabras positivas y relacionadas con son cualidades como personas. Además de este trabajo previo en los centros educativos, más de 70 niños y jóvenes realizaron un programa especial en Radio Barrio, con un coloquio abierto al barrio sobre la convivencia.

A modo de reflexión compartida, las organizaciones participantes consensuaron un texto que sirviese para el debate en el seno de cada grupo de trabajo:

“Compartimos un mundo donde la diversidad y la diferencia es mucha veces temida, juzgada y aislada. Asistimos, atónitos a distintas muestras oficiales y oficiosas de señalamiento por parte de gobiernos y organismos que anuncian muros, cada vez más altos, para mantener lo “diferente” a raya y preservar lo “auténtico” a salvo.

Vemos con estupor cómo con prejuicios y etiquetas, nos distanciamos, evitamos el encuentro y nos negamos el diálogo. Etiquetamos los objetos de consumo y también a las personas. Prejuzgamos sin fundamento real, consciente e inconscientemente, y muchas veces nuestro silencio es el más cómodo escenario, para que los sentimientos de rechazo y fobia hacia los otros, ganen en impunidad y fuerza.

Esta ruptura y discriminación (de raza, etnia, género, edad), nos aboca al conflicto, al choque no siempre físico, pero si doloroso y destructivo.

Por ello, parece necesario y urgente que desde cada uno y una, con nuestra palabra o gesto, comuniquemos y difundamos lo érroneo, negativo e inhumano de esta actitud, que las celebraciones como ésta, son el pretexto perfecto para reflexionar, reconocer y reconocernos en otras personas, valorar la diferencia y potenciar lo común, dialogar e interactuar, aprender y crecer como personas, pues son las humanas acciones que nos abren el camino a la construcción colectiva y comunitaria.

No porque huyamos del conflicto, sino porque lo asumimos desde el respeto y la empatía, con canales creativos bidireccionales y una escucha activa sin etiquetas, nos garantizamos un entorno positivo, oportuno, más justo. Sólo así podemos construir la paz”.